CASTIGO IMINENTE
En la actualidad existen movimientos religiosos que enseñan acerca del amor inagotable de Dios, y recalcan que debido a este amor, Dios no castiga a sus hijos, ni tampoco los condenará en el final de los tiempos si persisten en el pecado. Pero esta enseñanza no es correcta en su totalidad, ya que la justicia, que es uno de sus atributos Divinos, demanda castigo sobre todos los que transgreden las leyes divinas, sean que hayan aceptado a Cristo o no. Dios ama profundamente a sus hijos, por eso, por ese amor profundo es que derrama su castigo si persisten en el pecado, y sus castigos son más severos sobres sus hijos, porque pese a conocer su palabra y su justa justicia, persisten en el camino del pecado. La palabra de Dios es clara, por eso, si pese a haber aceptado a Cristo como nuestro Señor y Salvador seguimos caminando en el pecado, podemos tener la certeza de que Dios nos castigará con severidad, por eso antes de que nos castigue, es preciso que confesemos nuestros pecados inmediatamente. Amós 3:2.
...
https://www.youtube.com/watch?v=AEffCAYjscc
UNA IGLESIA SIEMPRE RENOVADA
En los tiempos bíblicos, el jugo de uva para fermentar comúnmente se guardaba en recipientes hechos de cuero de animales, los cuales eran conocidos como odres. Los odres por lo general eran hechos con pieles de cabra, cocidos por los bordes para que formen bolsas herméticas y así conservaran el vino en buen estado. Para que el jugo de uva se fermente y se convierta en un vino exquisito, se colocaba el jugo de uva preparado en odres nuevos, ya que son resistentes, flexibles y elásticos. Era necesario estas características de los odres, pues con el tiempo el jugo de uva al fermentarse crece y causa presión. Los odres tienen que resistir esta presión que ejerce el fermento y conservarlo en su interior para que el vino siga adecuadamente su proceso de fermentación.
Si el vino nuevo o jugo recién preparado se coloca en odres viejos para que se madure, el odre viejo no resiste la presión de la acción fermentadora del vino y termina por explotar, ya que los odres al envejecerse pierden su elasticidad y se vuelven rígidos. Jesucristo conociendo esta manera adecuada de fermentar el vino, dijo a los líderes religiosos del pueblo hebreo y a todos los que los escuchaban: "Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos" Lucas 5:37-38 NTV.
Jesucristo con estas palabras dio a resaltar que los líderes religiosos eran como los odres viejos, porque tenían un corazón endurecido para aceptar sus enseñanzas. Ya que sus nuevas enseñanzas no se ajustaban a las tradiciones ni a las reglas que ellos conservaban y practicaban. Las palabras de Jesucristo son reales y se puede evidenciar en todas las generaciones humanas, pues fácilmente las personas se acomodan a los modos tradicionales de hacer las cosas y encuentra muy difícil ajustarse al cambio. Esto también ha llegado a evidenciarse en algunas denominaciones de las iglesias protestantes, ya que al igual que los líderes religiosos del pueblo hebreo, se acomodan a sus tradiciones eclesiásticas y resisten a los cambios generacionales.
La iglesia protestante no debe quedarse estancada en sus tradiciones eclesiásticas, por lo contrario, constantemente debe renovarse y estar a la vanguardia de acuerdo a los avances que exigen los nuevos tiempos, pero todo eso, sin poner en riesgo la prédica fidedigna de las Sagradas Escrituras. Al igual, los programas y ministerios de las congregaciones no deben estructurarse tanto que no den lugar al toque fresco que pueda dar el Espíritu Santo en el tiempo presente, como son los nuevos métodos de enseñanza Bíblica, o nuevas maneras de compartir el evangelio de Cristo Jesús a las nuevas generaciones.
...
https://www.youtube.com/watch?v=dUGL-yMjC1s
PERDONAR COMO JESÚS PERDONÓ
Con regularidad se nos hace fácil decir a las personas que han sido agredidas por su prójimo, que deben perdonarles; ¿Pero si nosotros somos los agredidos qué pasa? ¿Será que aplicamos los mismos consejos que damos para que los demás perdonen a sus agresores? ¡Seguramente que no! . A muchos de nosotros se nos hace fácil aconsejar a otros, pero se nos hace difícil practicar los consejos que damos, y más cuando se trata de perdonar a los que nos agreden. Por eso antes de aconsejar a nuestros semejantes que perdonen a sus agresores, primero deberíamos aplicar esos consejos a nuestra vida, pues la ética debe formar parte de nuestra integridad como seguidores de Jesucristo.
Al contrario de la mayoría de nosotros, cuando Jesucristo pedía algo que hicieran sus discípulos, Él siempre daba el primer paso y les demostraba cómo deberían hacer. Por eso, cuando Jesús pidió a sus discípulos que deberían perdonar a sus agresores, Él lo demostró perdonando a todos los que le ofendía. Este ejemplo de perdón, lo practicó hasta los últimos instantes de su vida terrenal. Por eso, una vez que los soldados romanos lo clavaron en la cruz, no exclamó palabras de odio o maldición en contra de ellos, en su lugar, con profundo amor y misericordia, intercedió por ellos, para que su Padre Celestial perdonara el crimen que acababan de cometer: “Jesús dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen …” Lucas 23:33-34 NTV.
Los soldados romanos, sabían muy bien lo que estaban haciendo en el momento de que clavaban a Jesucristo en el madero, por eso no solo que lo clavaron, sino que también se burlaron de Él constantemente, haciendo más doloroso ese tiempo de angustia y sufrimiento. Como sabían muy bien lo que estaban haciendo, eran culpables del crimen que estaban cometiendo y merecían toda la ira de Dios Padre, pero Jesucristo en su amor y misericordia por sus agresores, no pidió a Su Padre que descargara toda Su ira sobre ellos, sino que le pidió que les perdonara el crimen que estaban cometiendo, y como si eso no fuese poco, les justificó el crimen que estaban cometiendo, al decir a su Padre que ellos no sabían lo que estaban haciendo.
Pese a todo el dolor, angustia y sufrimiento en aquel madero, en el alma de Jesús no había resentimiento; no había ira, ni deseo alguno de castigo sobre los que le estaban maltratando. En su lugar en su corazón había un profundo amor por ellos, hasta el punto de perdonarles todo lo que le habían hecho. Al igual que Jesús, pese a que sea difícil, debemos tener un corazón amoroso y misericordioso para perdonar a las personas que nos agreden intencionalmente. Una vez que aprendamos a perdonar a nuestros agresores, estaremos en capacidad de aconsejar a otros a que perdonen a quienes los agreden.
...
https://www.youtube.com/watch?v=-CvOb7vdfxk
EL DÍA DEL SEÑOR.
El día del Señor es eminente, y no esta tan lejano como muchas personas lo creen, pues cada día que pasa en este mundo, se acerca aún más. En ese día, el eterno Creador no solo descargará su ira sobre las personas que reusaron escuchar sus palabras de advertencia, sino también sobre las personas que reusaron aceptar el sacrificio realizado por su amado Hijo, Cristo Jesús en el madero. Todas las personas que no hayan aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador, no podrán escaparse de este terrible día pese a que no crean en estas palabras proféticas, que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Cuando llegue este terrible y obscuro día, todo el mundo temblará de miedo incluyendo las personas más fuertes. Todos clamaran por misericordia, pero no la encontrarán porque el tiempo de la misericordia de Dios se abra agotado. Solo les quedara sufrir amargamente por las consecuencias de sus actos de desobediencia, a las advertencias dadas por el Señor. Sofonías 1:14.
...
https://www.youtube.com/watch?v=QvFtKrWLe74