Todo aquel que comienza a buscar respuestas en el pasado se encuentra de frente siempre con Egipto, y sin duda la imagen principal de este enigma es la Esfinge de Giza. Una escultura de roca caliza natural de setenta y tres metros de largo por veinte de alto, gastada por las inclemencias del paso de un tiempo indeterminado en el que no logran ponerse de acuerdo oficialistas y escépticos. Usando como referencia las pirámides, se encuentra enclavada frente a la segunda pirámide del conjunto y orientada con pasmosa precisión hacia el este, dando al conjunto una atmósfera telúrica y sobrenatural. Se entiende por tanto que los árabes la definen como Abu-Hol o "Padre del terror", mientras que los egipcios a mi entender, le dieron ya en el segundo milenio de nuestra era el majestuoso nombre de Hor-em-Akhet, "Horus en el horizonte".