La pasión es energía. Es el poder que proviene de enfocarte en lo que realmente te emociona. Cuando vivimos con entusiasmo, involucramos por completo a nuestros cerebros y cuerpos en nuestras actividades, construyendo nuevas vías que fomentan la salud y el bienestar. Una forma de asegurar que vivamos nuestras vidas con pasión es encontrar nuestro dharma, el verdadero propósito de nuestra vida, a través del cual podemos servir nuestra comunidad y nosotros mismos de maneras profundamente significativas. Involucrarse en la vida de esta manera ayuda a que nuestras mentes se mantengan activas y agudas y fortalece nuestras relaciones con todos los que conocemos. Mi vida está en armonía con la ley cósmica. MOMENTO CONSCIENTE Comienza a conectarte con tu verdadero propósito de vida. Antes de cada meditación, pregúntate: “¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo servir?”. Luego, escucha a tu corazón para recibir la respuesta.

Mensaje del día: La meditación de hoy explora el espejo de las relaciones. Ésta es la idea de que todas nuestras relaciones son un reflejo de nosotros mismos. La gente a la que nos sentimos atraídos, es aquella con la que tenemos rasgos en común, pero eso no es todo. Disfrutamos su compañía porque inconscientemente sentimos que estar con ellos nos ayudará a cultivar y manifestar aquellas características aún más en nuestras vidas. Del mismo modo, nos sentimos rechazados por las personas que reflejan en nosotros los rasgos que nos cuesta trabajo enfrentar en nosotros mismos. El espejo de las relaciones es una herramienta valiosa que podemos usar para vernos con mayor claridad y expandir nuestra conciencia. A medida que estamos dispuestos a aceptar la luz y la oscuridad que todos poseemos, traemos amor y sanación para nosotros y nuestras relaciones. "No vemos las cosas como son. Las vemos como somos". — El Talmud MOMENTO CONSCIENTE Presta atención a las lecciones que puedes aprender hoy de los demás. Cuando puedes ver que todo el mundo sólo está compartiendo la misma conciencia que tú, ya no tendrás necesidad de juzgar a otros. Con cada encuentro, mentalmente, repite las palabras: “Me veo en ti, me veo en ti".