MANTENER LA CALMA LUCAS 22:49. Cuando los otros discípulos vieron lo que estaba por suceder, exclamaron: Señor, ¿peleamos? ¡Trajimos las espadas!. 50 Y uno de ellos hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha. 51 Pero Jesús dijo: Basta. Y tocó la oreja del hombre y lo sanó. 52 Entonces Jesús habló a los principales sacerdotes, a los capitanes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido a buscarlo. ¿Acaso soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos para arrestarme? les preguntó. 53 ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve allí todos los días. Pero éste es el momento de ustedes, el tiempo en que reina el poder de la oscuridad. NTV. Mantener la calma ante el peligro de ser arrestado injustamente, para el hombre es difícil, debido a que siempre está a la defensiva, por eso ante cualquier peligro, reaccionan impulsivamente para tratar de repeler los más rápido posible la amenaza. En contraste a los hombres, Jesucristo tiene total dominio de sus acciones, por eso cuando un grupo de hombres de líderes religiosos del pueblo hebreo se presentaron a la mitad de la noche para arrestarlo injustamente, mantuvo la calma y no actuó impulsivamente en contra de ellos, pese a que algunos de sus discípulos estaban dispuestos a pelear en contra de estos hombres perversos. Pero uno de sus discípulos, no pudo mantener la calma como su Maestro, y sin esperar alguna orden, actuó impulsivamente para tratar de repeler el peligro, así que desenvainó su espada e hirió a uno de sus enemigos. Judas Iscariote, uno de los discípulos de Jesucristo, había abandonado la cena de la Pascua poco tiempo después de haber recibido de las manos de su Maestro un trozo de pan mojado en la salsa que había en el plato. Había abandonado la cena, pues tenía sus propios planes antes de que la mañana del día siguiente llegue. Judas había decidido que esa misma noche entregaría a su Maestro a los líderes religiosos del pueblo hebreo, por eso como sabía dónde iba a estar Jesucristo con sus discípulos, después de la cena se reunió con una multitud de sacerdotes, ancianos y funcionarios del templo de Jerusalén, y los dirigió al lugar donde estaba su Maestro orando. La multitud interrumpió la tranquila noche de oración del Señor para arrestarlo y llevarlo para que sea juzgado por el sanedrín. Jesucristo mantuvo la calma ante esta invasión, pero sus discípulos no estaban nada tranquilos ante esta injusticia, y solo estaban esperando la orden de su Maestro para entrar en batalla contra los perversos hombres. Pero uno de sus discípulos no pudo aguantar la injusticia, e impulsivamente desenvainó su espada y cortó la oreja de uno de los *siervos* del sumo sacerdote. Ante esto, el Señor ordenó a su discípulo que guardara su espada y socorrió al hombre herido, sanando su herida, demostrando de esa manera su inmenso amor por las personas, pese a que le querían arrestar injustamente. La misión nocturna de estas autoridades religiosas era la de arrestar a Jesús a como diera lugar, pero ellos habían tenido la oportunidad de hacerlo, ya que el Señor con frecuencia enseñaba en los patios del Templo de Jerusalén, pero no lo habían hecho, ya que no tenían cargos en Su contra. Pero en la mitad de la noche como cuan conspiradores traman injusticias, los líderes religiosos pusieron en marcha un arresto injusto, mientras las personas de bien de Jerusalén dormían tranquilamente. El Señor preguntó a sus apresadores: ¿A qué venía la necesidad de cargar espadas y palos como si estuvieran tratando con el líder de una rebelión armada? Seguramente Jesús no presentaba peligro, ya que no andaba armado, Él siempre andaba livianamente, debido a que debía recorrer kilómetros y kilómetros compartiendo el mensaje del evangelio. Pero sus enemigos lo querían tratar como un criminal debido a que eran sirvientes del maligno. Queridos hermanos. El mundo está completamente bajo la influencia del maligno, y por eso tratan de evitar a toda costa que el evangelio de Cristo se expanda con facilidad por todo el mundo. Bajo esta influencia, algunos gobernantes del mundo tratan a los siervos de Dios como criminales, por eso les apresan por compartir el evangelio en los centros educativos o lugares públicos. Otros, dictan leyes para que no exista total libertad de culto, o leyes que favorezcan la práctica de la inmoralidad y el pecado, condenando de esta manera cualquier denuncia que se pueda hacer en contra de la práctica de estos pecados. Hermanos. Al igual que Jesucristo, debemos mantener la calma y no tener miedo a lo que los hombres nos puedan hacer por compartir el evangelio, debemos estar dispuestos a sufrir penalidades por la causa de nuestro Señor, tal como Él se entregó en la cruz del calvario por Su inmenso amor a nosotros. ... https://www.youtube.com/watch?v=5jIP-cOcXsc