Detrás del miedo y de los pasos que rompen los diminutos cristales de la nieve, detrás de tu ausencia dibujada en los vientos del ártico;
detrás de los espectros que cayeron amortiguando el silencio —detrás de tu belleza—.
En oscuros rincones se nos iba el alma, se nos iban las fuerzas al crujir de polvo, porque también tenías el rostro de la tormenta, el azul del hielo y del acero.
Cantos de vampiros. Capítulo III. Tras las huellas de la luna. Poema 46. Detrás del miedo. Vivaldi. Invierno.
¡Cuánto amaba caminar
por aquellas soledades!,
por las inmensas llanuras
de mi ciega adolescencia.
¡Cielos rojos del ayer!,
carne blanda de los sueños…
ojos negros de mujer.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen: Gustave Doré, El paraíso perdido
Elegía de los ángeles caídos. Capítulo I. Mascarada. 13/45. ¡Cuánto amaba caminar! Juan Crisóstomo de Arriaga. Quartet no. 1 in D minor. I. Allegro. European Archive.
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El placer de una vida selecta,
de una vida que no contempla
la muerte.
Enamorado de un trozo de vidrio,
de un cigarro;
diseño violeta del vino,
la noche de luna...
Los colores del baile
en suaves giros de un vals,
el instante preciso en Versalles.
Pinturas de un Luis XVI,
detalles en copas,
la dulce embriaguez.
Precipitado de sangre,
lavado de afrentas:
no todos los hombres
nacen iguales
ni tienen los mismos derechos...
...no deben tenerlos.
Cantos de vampiros. Capítulo II. A la llegada de los sueños. Poema 23. El placer de una vida selecta. Jean Baptiste Lully. Gavotte, Burmester arr. Thrax + Zorke.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Fotografía: Juan Campos
Modelo: Minerva Correa Hinojosa
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Si me dices tu nombre,
tal vez consienta en regalarte
con la sangre que fluye
por mis venas,
por los caminos olvidados
que se llenan de niebla y de frío.
Bailaremos en lagunas que se visten
de fuegos fatuos y de estrellas,
en criptas e inscripciones
borradas por el agua.
Si me dices tu nombre
tal vez consienta en ir
tras los acordes
de tu oscura melodía.
Tomaremos un descanso:
subterráneos de edificios
cuyas bóvedas rotas,
desmigadas por el suelo,
se pierden entre cardos,
entre las notas de una orquesta
sepultada bajo el tiempo y la tristeza.
9/50 Cantos de vampiros. Capítulo I. El ritual de los amantes. Poema 9. Si me dices tu nombre. Giammateo Asola. Missa pro defunctis IV Tractus.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Fotografía: Juan Campos
Modelo: Minerva Correa Hinojosa
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Lúgubre,
porque tú eres lúgubre,
señora de mis noches,
espectral amante.
El sonido de unos pasos:
chapoteo de tus pies
en las aguas de la cripta.
Hoy me vinieron ganas
de abrazarte
encima del recuerdo,
saqueadora de virtudes
en cuyo linaje se cuentan
los demonios.
7/50 Cantos de vampiros. Capítulo I. El ritual de los amantes. Poema 7. Lúgubre. Chopin. Etude. op. 10 no. 9
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Fotografía: Juan Campos
Modelo: Minerva Correa Hinojosa
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Era tu nombre delirio,
ave sin nido cruzando
los desolados paisajes
de despiadados inviernos.
Era tu nombre mi copa
de gemas, láudano y sueños.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen generada por Artflow
Elegía de los ángeles caídos. Capítulo III. Plegarias de fuego. 36/45. Era tu nombre delirio. Giovanni Battista Pergolesi. Stabat Mater. No. 8. Chorus Allegro. European Archive.
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Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron hijas vieron los hijos de Dios que estas mujeres eran hermosas, entonces tomaron por esposas a las que preferían de entre todas ellas. Pero el Señor dijo: “No dejaré que el hombre viva para siempre, porque él no es más que carne. Así que solamente vivirá ciento veinte años”.
Los gigantes aparecieron en la tierra cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres para tener hijos con ellas, y también después. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.
Génesis 6: 1-4
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen: Gustave Doré, El paraíso perdido
Elegía de los ángeles caídos. Epígrafe.
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Tengo por gloria
jamás haber pulsado
ni siquiera una cuerda
de liras patrioteras.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen: Gustave Doré, El paraíso perdido
Elegía de los ángeles caídos. Capítulo I. Mascarada. 8/45. Tengo por gloria.
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Sabes que te amo, que hubiera matado
con estas… mis blancas manos, por ti.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen: Gustave Doré, El paraíso perdido
Elegía de los ángeles caídos. Capítulo II. Salamandras. 25/45. Sabes que te amo, que hubiera matado. Giovanni Battista Pergolesi. Stabat Mater. No. 1. Chorus Grave. European Archive.
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Tan sólo me costaba el alma
–sólo implicaba mi alegría–
el precio que pagué por mi corona,
por el laurel marchito del poeta.
Poema: Elko Omar Vázquez Erosa
Imagen generada con Gencraft
Elegía de los ángeles caídos. Capítulo II. Salamandras. 18/45. Tan sólo me costaba el alma. Giovanni Battista Pergolesi. Stabat Mater. No. 3. Chorus Larghetto. European Archive.
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