Si pudieses comprender lo fuertes que somos realmente, que no necesitamos de nada, ni de nadie para estar sanos en mente, alma y cuerpo; Porque somos poseedores de un poder innato llamado AUTOSANACIÓN. Y que los milagros y la magia son el resultado de CREERLO con convicción. Si entendiésemos que no tenemos que competir unos con otros, que la verdadera competencia está dentro de cada uno, en esa lucha desesperada entre los diferentes YOES, para ir desenmascarando a cada uno, hasta encontrar al verdadero YO; a ese que habla tan suave y dulce, que los gritos desesperados del EGO intentan acallar. Existen tres roles: El de víctima, el victimario y el redentor. Hay quienes sin darnos cuenta podemos estar desempeñando los tres papeles a la vez; sentimos sufrimiento y percibimos que somos atropellados sin ningún motivo; y no salimos de ese rol, hasta el punto que parece que inconscientemente lo disfrutamos; en simultanea nos sentimos con derecho de hacer sufrir a otros, porque determinamos que han contribuido a nuestro sufrimiento; y aún sin haber resuelto nuestra infelicidad y sufrimiento, nos sentimos con autoridad de aconsejar y recomendar a otros que hacer y que no hacer como si tuviésemos la última palabra y toda la razón. Es absurdo que un enfermo, pretenda sanar a otros, sin haberse sanado a sí mismo; es absurdo que alguien proclame paciencia y honestidad; cuando te invade la intolerancia y la mentira y la envidia. Es hora de reconsiderar y reconciliarnos con nosotros mismos en hora de hacer balance de nuestras vidas con honestidad y entender que únicamente es víctima, quien así lo permite; es hora de entender que no tenemos derecho alguno a lastimar intencionadamente en aras de la honestidad y sinceridad, la cual en muchas ocasiones es simplemente la forma de camuflar tu patanería y arrogancia. Entiende que nadie necesita de verdugos implacables, ni de redentores. Que la verdadera misión se llama Felicidad, más por obligación que por deber. Cuando entendamos que el verdadero amor radica en SER, HACER y dejar ser al otro; aun cuando nos resulte difícil; porque estamos acostumbrados a coartar y a poseer. Si entendiésemos que lo único realmente importante es buscarnos a nosotros mismos, encontrarnos y quedarnos con nosotros y es justo en ese momento que expandimos el más grande de los sentimientos llamado AMOR, el cual comienza desde el individuo y se manifiesta en la colectividad. AMOR, palabra tan ambigua, tan maltrecha, anhelada y hermosa. porque es un sentimiento de unión y libertad a la vez; de esperanza y comprensión. Cuando se ama se entiende QUE TU Y YO somos uno solo, y que el SOMOS o el NOSOTROS no puede opacar la individualidad de cada ser, porque el amor es UNION Y LIBERTAD. Si entendiésemos que nuestra existencia radica en jugar a recordar, si, a recordar los DIOSES ocultos que llevamos en nuestro ser, en nuestro ADN, a recordar nuestros dones. Si entendiésemos que hemos sido formados con la concepción de necesitar siempre de otros para darles el poder de restaurarnos y lo que en realidad hemos hecho es darles el poder de aprovecharse de lo que sentimos y llamamos sufrimiento. Cuando entendamos que trabajar en mi y para mí, no es un acto egocéntrico y que por el contrario es un acto de amor verdadero; porque identificando mis falencias para restituirlas o sanarlas y respetando tus espacios y tu vida, es como realmente se puede mejorar la vida en sociedad. Solo cuando trabajas en ti y te centras en ti, te das cuenta que : Ha llegado la hora de empezar a irradiar y contagiar a todo y a todos de luz, a llegado la hora de romper las caretas de “drama” y sufrimiento; y esto no se consigue hablando, recomendando o aconsejando. Esto se consigue, siendo y haciendo y dejando ser. Ha llegado la hora de sacudir esa telaraña mental que nos ha cegado y nos ha robado Felicidad. Es hora de ser feliz. info *Fuente: 21G999 *Locución: Patricia Viana

La vida inicia desde la aceptación; siendo ésta un paso que nos aproxima a la felicidad. Una mente tranquila es el resultado de un esfuerzo por encontrarse a sí mismos, partiendo de la necesidad de equilibrio y paz.