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CARTA ABIERTA A LA POLICÍA
Respiro, medito y reflexiono. Vuelvo a respirar, sin mascarilla claro, permitiendo que mi naturaleza pueda expresarse saludablemente, al oxigenarme adecuadamente.
Y así, sintiéndome en plenitud, genuínamente libre y amante de la vida, es que me siento capaz de empatizar con vosotros.
Me pongo en vuestra piel y me digo, tremenda putada, el experimento con vosotros es doble. Porque, nosotros, los ciudadanos que atendemos otros oficios, nos vemos sometidos, forzados a consentir un abuso de poder fatuo que atenta contra nuestra salud mental y física,
las ordenanzas estatales y autonómicas nos fuerzan a dejar de pensar y sentir para poder obedecerlas ¡eludir nuestra consciencia!
Pero vosotros, además, os encontráis con el agravante de ser la mano que ejecuta el terrorismo (la dominación por terror). Tremenda paradoja, ninguno de vosotros elegísteis ese oficio para ser el extremo opuesto de la herramienta... Un arma de doble filo, sin buscarlo.
Y me pregunto ¿qué tipo de secuencia de pensamiemto os veis forzados a realizar para ir cada día a vuestro trabajo y poder actuar en contra de vuestra propia naturaleza, del amor al prójimo y a la vida?
Lamento profundamente vuestro actual destino, antagónico de vuestros anhelos, esos que os llevaron a elegir vuestro oficio. Queréis proteger vidas y os veis forzados a dañarlas.
Indistintamente del trasfondo de esta desoladora realidad que nos oprime, sin necesidad de saber lo que hay detrás de este dantesco panorama, todos, absolutamente todos, sabemos que estamos siendo marionetas, un experimento , descarado y desalmado.
Hasta los que se resignan a lidiar con ese miura llamado "televisión", ese toro abatido y doblegado, sin vida, que desola a todo el que lo mira, hasta ellos, vosotros, sentís, porque SOIS vida inteligente, que la realidad ha dado paso a la ficción.
Por más buena voluntad que uno tenga, TODOS sabemos que la ignorancia es prima hermana de la codicia, y que ésta anida en los corazones ajados, yermos, marchitos de amor. Así, dejemos de esperar el milagro que cae de un supuesto cielo que no muestra síntomas de serlo, si existe ese "cielo" sin duda ¡germina en los corazones predispuestos! porque ese milagro que tanto deseamos, viene y siempre ha venido, de los corazones que se conceden el permiso de amar. Ésto echa al suelo los muros de los oficios, muy al contrario, nos une y nos fortalece.
Hagamos que el milagro se produzca, cada paso, cada pequeña decisón suma.
Natalia Rubio Gomariz.
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