Cientos de manifestantes se reunieron el viernes frente a la embajada de Israel en Londres para condenar los crímenes de este régimen en la mezquita de Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén). Junto con banderas palestinas, los manifestantes portaban carteles que decían: “Dejen de armar a Israel”, “Fin del apartheid israelí”, y “pongan fin al asedio de Gaza”. Los manifestantes también exigieron la liberación de los presos palestinos que fueron detenidos durante los disturbios ocurridos en el recinto de la Mezquita Al-Aqsa. El acto de protesta fue convocado por varias ONG y grupos de campañas de solidaridad palestina, incluidos Amigos de Al-Aqsa, Foro Palestino en el Reino Unido y Stop the War Coalition. “Estamos aquí porque una vez más Israel está bombardeando a los palestinos en Gaza y estamos aquí porque, desde principios de 2023, Israel ha estado masacrando a los palestinos”, aseguró Ben Yamal, director de la Campaña de Solidaridad con Palestina (PCS). Por su parte, Saudah Badat, miembro de Amigos de Al-Aqsa, denunció los ataques israelíes contra Al-Aqsa, y afirmó que “atacar cualquier lugar de culto debe considerarse un acto de terror”. La tensión en la ocupada Cisjordania y Al-Quds se ha disparado en los últimos días tras los ataques de Israel a los fieles en la mezquita de Al-Aqsa. La brutalidad israelí en Al-Aqsa, tercer lugar sagrado de musulmanes, ha provocado condenas a nivel mundial. La Liga Árabe (LA) reclamó a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) que “actúen rápidamente para hacer que Israel detenga esta peligrosa escalada”, al tiempo que advirtió del peligro de un “estallido” de la situación en los territorios palestinos ocupados. Las tensiones se extendieron muy pronto, con intercambio de cohetes entre Israel y los grupos de Resistencia palestinos en la Franja de Gaza, y entre la Resistencia libanesa y la ocupación.

Luiz Inácio Lula da Silva juró ante el Pleno del Congreso como el mandatario número 39 del país. Así Brasil pone fin a la era de Jair Bolsonaro y da paso a otro futuro de esperanza para los desposeídos brasileños.