El juego es su práctica, y en practicarlo es en lo que consiste el juego.
La práctica del juego es eso que te saca de ti y que a la vez te lleva a ti, por eso rendirse a la práctica es rendirse al ser absoluto.
La práctica es repetitiva. Es lo mismo de lo mismo, porque en lo mismo de lo mismo aparece lo distinto y desaparece lo especial, y por eso la práctica de lo mismo nunca es igual.
La práctica siempre es perfecta en su imperfección, porque siempre desvela algo nuevo del juego que debe de ser practicado.
La imperfección en la práctica es la maestría, la pretensión de perfección, que no necesita práctica, es parálisis.
La práctica es caminar en la oscuridad con la luz del conocimiento de cada paso, y es en el paso en el que estás, lo que te lleva a la maestría del siguiente paso.
La afirmación de la práctica es el movimiento hacia la quietud.
La negación de la práctica es la parálisis hacia la inquietud.
La práctica honra a quién menos interfiere, y al que, con su practicar, la transmite limpia. Esa es la jerarquía divina.
La práctica del juego es como la salud: Un movimiento suave que en su acontecer va desvelando lo oculto paralizado.
El juego es su práctica, y en practicarlo es en lo que consiste el juego.
@monoperro
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