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LA VISIÓN ESPÍRITA DE LA ORACIÓN Y DE LA CARIDAD
Todas las sectas y religiones se utilizan de formas de adoración en sus cultos. La oración es una de ellas.
Llena de asociaciones místicas, la oración, en la historia de la humanidad, ha recogido un largo y variado camino.
Los pueblos primitivos y salvajes la han utilizado en diferentes formas de sacrificios creyendo aplacar la ira de los dioses.
Sin embargo, en la medida que fue avanzando el hombre empezó a comprender que la adoración a Dios debería ser hecha en el altar del propio corazón.
El ejemplo que nos ofreció Jesús, fue muy relevante. Él se nos advirtió para que, al orar, no lo hiciéramos como los Fariseos, en las plazas y en las calles como forma de exhibicionismo.
Sus discípulos Le solicitaron, en determinada ocasión, que os enseñara a orar como Juan Bautista lo había hecho. El Maestro, entonces, recitó el modelo de oración Padre Nuestro o Oración Dominical, que resume todos los deberes del hombre para con Dios, el prójimo y consigo mismo.
“Pedid y obtendréis, buscad y encontrareis, batid a la puerta y ella se vos abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; el que golpea la puerta, ella se le abre.”(Mt,cap.VII, 7 a 11).
Según los Espíritus superiores de la Codificación Espirita, a través de la oración podemos pedir, loar y agradecer. No obstante, lo que más hacemos es pedir, olvidándonos de agradecer y de loar la grandeza y la sabiduría de Dios. (LE, Kardec, parte III, Ley de Adoración, nº 158 y siguientes).
¡Orar es abrir la boca del alma!
Las oraciones pueden ser verbales o mentales (a través del pensamiento). Cuando son verbales, se debe asociar a las palabras las emociones y sentimientos superiores. No es el número de palabras o la erudición, ni tampoco la extensión o la entonación de voz, que la hace una oración agradable a Dios.
El pensamiento proyectado hacia el Padre Celestial, cargado de nobles y caritativas intenciones, estará impregnado de energía, de magnetismo, que alcanzará a los Benefactores Espirituales incumbidos de ejecutar la voluntad del Creador.
Mientras el sonido se propaga a través del Aire, el pensamiento se propaga a través del Fluido Cósmico Universal, presente en todo el Universo.
De ese modo, la oración alcanza los puntos más distantes del cosmos, dondequiera que estén aquellos a quienes la dirigimos. (LM, Kardec, cap.XXV nº 282, 5º)
La atención de la súplica estará sujeta a un sin número de circunstancias, que dependerán del merecimiento, de la necesidad y de la utilidad para el que la pide...
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