El ser humano está formado por el cuerpo, alma y espíritu. Una vez que el ser humano deja de existir en este mundo, el cuerpo volverá al polvo de donde fue tomado, el espíritu regresara a Dios y el alma del hombre será quien reciba la recompensa o el castigo eterno. Todo esto dependerá de las acciones realizadas por el hombre mientras estuvo con vida sobre este mundo. Si la persona muere sin haber recibido a Cristo como su Señor y Salvador, seguramente le espera el castigo eterno en el lago de fuego, pero si muere habiendo recibido a Cristo en su corazón, será recompensado por confiar en Cristo, y esa recompensa será la salvación de su alma de la condenación eterna, y la dicha de poder vivir eternamente en el reino de Dios. El alma inmortal del hombre es quien estaba perdido a causa del pecado, pero la fe en el sacrificio realizado por Jesucristo en el madero le redime de toda condenación, por eso una vez que la persona acepta sinceramente a Cristo como su Señor y Salvador, es totalmente salvo. 1 Pedro 1:9. ... https://www.youtube.com/watch?v=sYaOyQ8Q4Ng
AMOR A DIOS
El hombre fácilmente se deja impactar por la fama momentánea de otros hombres, razón por la cual inmediatamente trata de imitarlos en todo, anhelando algún día llegar a parecerse a uno de ellos. En este deseo de parecerse a algún famoso, también caen algunos cristianos, siendo principalmente los niños, jóvenes y adolescentes. Con ese anhelo, empiezan a tener comportamientos similares a ellos y a hacer todo lo que ellos hacen. Posiblemente los cristianos adultos no anhelan parecerse a algún famoso del momento, pero sí anhelan practicar lo que ellos hacen, anhelan practicar las cosas de este mundo. Ante este posible deseo de dejarse atraer por los placeres de este mundo, el apóstol Pablo hace la siguiente exhortación a todos los hijos de Dios: “No quieran ustedes ser como los pecadores del mundo, ni tampoco hacer lo que ellos hacen. Quienes lo hacen, no aman a Dios el Padre.” 1 Juan 2:15 TLA.
El deseo de practicar los placeres que ofrece este mundo, no desaparece de la noche a la mañana cuando una persona acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador. El deseo por los placeres de este mundo permanece latente en el interior del creyente, esperando en algún momento manifestarse. Este deseo generalmente se manifiesta cuando el creyente se encuentra débil espiritualmente y se junta con las personas inconversas que practican el pecado sin ninguna clase de remordimiento. En esa debilidad espiritual, el creyente se deja seducir sutilmente por las prácticas pecaminosas de los inconversos. El apóstol Pablo nos advierte para que no nos parezcamos a los pecadores, ya que ellos viven felices sin tener a Cristo en su corazón, por ende, no tienen el deseo de llevar una vida de acuerdo a Su voluntad. Además, nos advierte para que no demos rienda suelta a los deseos depravados de la naturaleza carnal como lo hacen los inconversos, ya que ellos lo hacen porque no aman a Dios el Padre.
Para una persona que afirma ser nacido de nuevo, gracias a la preciosa sangre que Jesucristo derramó en la cruz del calvario, no existe un término medio. Si bien es un cristiano genuino que se caracteriza por el amor y la obediencia a Dios Padre, o un no cristiano en rebelión contra Dios, enamorado del mundo y esclavizado por el sistema mundano controlado por Satanás. Es momento de que analicemos nuestra vida, somos o no hijos de Dios. Si somos hijos de Dios, no debemos querer ser como los pecadores de este mundo, ni desear practicar lo que ellos hacen, por la sencilla razón de que el desear y practicar los placeres del mundo, no son para nada compatibles con el amor para con nuestro amoroso Padre Celestial. No podemos amar los placeres de este mundo, y al mismo tiempo amar a Dios. Si profesamos amor a Dios el Padre, debemos odiar los placeres pecaminosos de este mundo.
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ESCOGIDOS PARA PREDICAR
A lo largo de los años, gracias a la inteligencia humana se han dado grandes avances y descubrimientos en las diferentes ramas de las ciencias. Todos estos descubrimientos han hecho posible que la ciencia y la tecnología avancen a pasos agigantados en favor de toda la humanidad. Pese a que la inteligencia humana ha sido capaz de ir observando y descubriendo grandes y maravillosas cosas que han estado ocultas a lo largo de los tiempos, no ha sido capaz de descubrir y reconocer la existencia de un ser Divino, que con su poder creó todas las cosas existentes en este mundo, a pesar de que Dios se lo ha ido revelando cada vez más. La inteligencia o sabiduría humana, no solo desconoce o no ha acepta la existencia de Dios, sino que también rechaza la necesidad de ser salvado de las consecuencias de sus acciones perversas.
Dios constantemente ha tratado de revelar su existencia al hombre por medio de grandes y maravillosas señales, pero el hombre pese a esas señales y prodigios no ha utilizado su inteligencia o sabiduría para tratar de buscarlo, sino que en su lugar, ha tratado de dar respuestas a esas señales milagrosas por medio de explicaciones rebuscadas y en ocasiones carentes de sentido. Porque para ellos, la existencia de Dios y la necesidad de ser salvados de la condenación eterna es locura. Pero pese a la negativa de la inteligencia o sabiduría humana para buscarlo, Dios ha manifestado su poder en el corazón de personas consideradas no tan sabias para derramar su mensaje de fe y salvación tal como nos da conocer el apóstol Pablo: “Puesto que el mundo no usó su sabiduría para reconocer a Dios donde él ha mostrado su sabiduría, dispuso Dios en su bondad salvar por medio de su mensaje a los que tienen fe, aunque este mensaje parezca una tontería.” 1 Corintios 1:21 DHH.
La mayoría de grandes eruditos que pasaron por este mundo, consideraron al contenido de las Sagradas Escrituras como algo ilusorio, y a los que creían en ella como locos y carentes de sentido común. Esta creencia sobre los seguidores de Cristo se mantiene en la actualidad, pues muchas personas inconversas siguen creyendo que la Biblia es una fábula creada por fanáticos religiosos, y los que creemos en ella estamos locos. Pero lo maravilloso es que Dios utiliza este mensaje, que para muchos parece ser una locura, para dar salvación y vida eterna a los que creen en este mensaje. Dios al igual que en el pasado, en el presente se vale precisamente de personas como nosotros que no somos considerados como eruditos para realizar Sus propósitos. Dios al escoger personas no tan famosas ni eruditas como sus mensajeros, hace que Su mensaje penetre al corazón de los hombres, y no sean atraídos a su presencia solo por seguir a las personalidades públicas que admiran.
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DEMANDA DE GENEROSIDAD.
Ante alguna enfermedad, los hombres acuden rápidamente en busca de alguien que les pueda aplacar el dolor y los síntomas de la enfermedad. Alguien que les pueda curar y restablecer su estado de salud. En ese anhelo de sanidad, por lo general las personas inconversas al igual que la mayoría de creyentes, acuden a los médicos especialistas para que les puedan tratar la enfermedad lo más antes posible, pero cuando los médicos no pueden diagnosticar la causa del dolor y los síntomas que padecen, se acuerdan de rendirle plegarias a Dios para que les ayude, y restablezca su salud. A todos los que buscan desesperadamente aliviar su dolor y recuperar su sanidad, el Señor les dice: “Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda. Entonces su salvación llegará como el amanecer, y sus heridas sanarán con rapidez; su justicia los guiará hacia adelante y atrás los protegerá la gloria del SEÑOR.” Isaías 58:7-8 NTV.
El anhelo del Señor para toda la humanidad y especialmente para sus seguidores, es que sean generosos con todas las personas más necesitadas de la sociedad. Dios anhela que compartan su pan, su abrigo, su techo con las personas que no lo tienen, pero el hombre no comparte el anhelo de Dios, y se ha vuelto indolente a las necesidades de los demás, por eso, aunque tiene capacidad para extender su mano a los menesterosos, no lo hace, más bien se esconde para no brindar su ayuda, e inclusive se esconde de sus propios familiares por no ayudarles en los momentos que más los necesitan. Pero estos hombres egoístas, cuando se ven en problemas que no pueden solucionarlo con sus riquezas, acuden a Dios para que les ayude a salir de todo. Dios da la respuesta a todos los que lo buscan solo en los momentos difíciles de sus vidas, y su respuesta es que obedezcan sus principios de generosidad con las personas más necesitadas.
Dios es generoso con toda la humanidad y especialmente con nosotros, sus hijos, y desea que nosotros lo seamos también con las personas que están a nuestro alrededor. Él desea que compartamos lo poco o lo mucho que tenemos gracias a Sus bendiciones con las personas que menos tienen. Con nuestra generosidad hacia los necesitados, podremos tener la certeza que encontraremos el favor del Señor a nuestras necesidades, ya que en Su palabra nos afirma que debido al cumplimiento de la demanda de la generosidad con los necesitados, encontraremos la salvación, la sanidad a nuestras heridas y enfermedades, que su justicia nos guiará hacia adelante y atrás nos protegerá Su santa gloria. Con todas estas promesas de nuestro Señor, seamos generosos con nuestro prójimo, tal como el Señor lo es con nosotros.
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ENTREGA TOTAL
Cuando se acercaba el tiempo para entregar su vida por toda la humanidad, Jesucristo por medio de una parábola, dio a conocer a sus discípulos el importante paso que estaba a punto de dar, no solo para ellos, sino para toda la humanidad. Para esta importante enseñanza, Jesucristo utilizó el ciclo de vida de la semilla. Y Él les dijo: “Ustedes saben que el grano de trigo no produce nada, a menos que caiga en la tierra y muera. Y si muere, da una cosecha abundante.” Juan 12:24 TLA. Es un hecho real que las semillas deben dejar de existir para que produzcan frutos en abundancia, ya que si la semilla no es cultivada en el campo y muere, no se convertirá en una hermosa planta que produzca muchos granos más, quedaría en su estado de semilla para siempre sin cumplir su función para la cual fue creada.
Jesucristo utilizó esta bella imagen de la semilla de trigo para dar a conocer a sus discípulos y a todos sus seguidores la necesidad de una entrega total para producir frutos en abundancia. Con esta narrativa, el Señor les dio a conocer que era necesario entregar su vida como la semilla para dar vida a toda la humanidad. Si Jesucristo no hubiese pasado por la muerte, Se hubiese quedado solo como la semilla que no es cultivada, disfrutando de las glorias del cielo para Sí mismo. Además, sin Su muerte, no hubiese habido pecadores salvos con quienes comparta la gloria de su Padre en el reino de los cielos. Pero Jesucristo rechazó toda comodidad, y vino a este mundo a entregarlo todo por la humanidad pecadora. El Señor con Su muerte en la cruz del calvario, abrió un camino de salvación para que muchos pecadores redimidos tengan la posibilidad de disfrutar una vida eterna en el reino celestial junto a Su amoroso Padre.
Jesús entregó su vida para pagar la pena de nuestro pecado, lo entregó todo por el profundo amor que nos tiene. Este es la muestra del más grande amor, entregar la vida para que otros vivan. Al igual que Jesucristo, lo debemos entregar todo para que otros tengan vida, pero esto no significa que debamos sacrificar nuestra vida en la cruz como lo hizo nuestro Señor, sino, que debemos entregar todo nuestro ser para compartir el evangelio a todas las personas del mundo, para que ellos gracias a nuestra prédica, reconozcan el Señorío de Jesucristo y lo acepten en sus corazones como su Señor y Salvador. Si no entregamos todo nuestro ser al servicio y la obra redentora de Cristo, seremos como las semillas que jamás son sembradas, quedaremos solos y sin frutos en la presencia de nuestro amoroso Padre Celestial. Para no presentarnos con manos vacías ante nuestro Señor, es momento de que dediquemos nuestra vida a servirle con los dones y talentos que hemos recibido del Espíritu Santo de Dios.
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Esforzaos y sed valientes; no temáis, ni tengáis miedo de ellos; porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.
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https://www.youtube.com/watch?v=y5iHpHuYQJ0
BAJO LA DIRECCIÓN DE DIOS.
Como seguidores de Cristo, es fácil que en algún momento de nuestra vida ministerial nos desviemos del camino que nos conduce a la salvación y a la vida eterna. ya que por diferentes causas podemos perder la perspectiva de nuestro servicio a Dios, y no caminar de acuerdo a su voluntad. Si eso nos llegara a suceder, quedaríamos reprobados por nuestro Señor y todo lo que hayamos hecho hasta ese entonces quedaría en la nada. Para que eso no nos suceda, siempre tenemos que estar en estrecha comunión con el Señor por medio de la oración. Pidiéndole constantemente que nos dirija por las sendas correctas que debemos seguir, que vaya delante de nosotros marcando el camino para no desviarnos. Y si en algún momento nos desviamos, que nos devuelva al camino correcto de la verdad y la justicia con lazos de amor, para que no vayamos a la condenación eterna. Debemos despojarnos de los deseos de nuestra carne, y todos los días poner nuestra esperanza en las manos de nuestro amado Señor. Salmos 25:4-5.
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https://www.youtube.com/watch?v=28_zwE40Gpc