En los últimos tiempos estamos asistiendo a una serie de conflictos sociales que están relacionados con la educación. La profundización en las políticas neoliberales está suponiendo en toda España un desplazamiento del modelo público-estatal frente al modelo privado con las consiguientes protestas de los que se sienten perjudicados por este cambio. Realizar una crítica de estos modelos nos llevaría bastante espacio pues son y han sido parte protagonista de la sociedad capitalista que rechazamos. Nosotros/as, las anarquistas, hemos puesto en marcha desde hace más de un siglo diversos proyectos educativos. Unos han tenido más repercusión y continuidad, otros menos, pero lo realmente relevante es que dichos proyectos se sostienen sobre valores diametralmente opuestos a los valores explícitos (y a los ocultos) de las formas convencionales de enseñar y aprender en la escuela oficial, sea privada o pública-estatal.
Como queremos defender y difundir las ideas educativas de los libertarios queremos mostraros un breve vídeo sobre la Escuela Libre Paideia. En él, podréis ver por dentro el funcionamiento de Paideia y escuchar a algunos de sus protagonistas.
Poco y nada se sabía de lo que ocurría tras los muros de los bioterios y laboratorios donde se experimenta sobre animales. Hasta que la interrupción de un grupo de personas despejó la incertidumbre el 20 de abril de 1985, cuando ingresaron a la Universidad de California, Riverside. Lo que encontraron allí fueron imágenes desgarradoras y jamás antes vistas. ¿Cómo se realizan las pruebas de laboratorio?
1985. Un grupo de activistas del Frente de Liberación Animal (ALF) irrumpió en las instalaciones de un centro de experimentación con animales en la Universidad Riverside de California, USA donde se encontraron un macaco al que llamaron Britches
Britches era un mono macaco de pocos meses que fue destetado al día siguiente de su nacimiento y con apenas dos días de vida un científico que lo tomó como objeto de investigación le cosió los párpados: quería comprobar si la ceguera permanente produciría daños cerebrales y si un dispositivo electrónico de ultrasonidos colocado en su cabeza, a modo de casco, le afectaría los oídos hasta dejarlo sordo. Ese casco lo sometía a una tortuosa e incesante reproducción de sonidos estridentes. Como si todo eso fuera poco, el animal vivía en una jaula abrazado a un cilindro metálico y sin haber recibido atención alguna. El proyecto lo condenaba a tres años como objeto de experimentos y luego lo matarían. Una vez muerto estudiarían su cerebro para comprobar o no las hipótesis.
Gracias a la intervención de activistas de Frente de Liberación Animal (ALF) el ensayo quedó trunco y Britches pudo ser liberado junto a decenas de otros animales lastimados, manipulados, lacerados, abiertos y remendados como zapatos viejos. "Una vez liberado tuvo que ser tratado con rehabilitación, cuidados y cariño porque sufría espasmos musculares, neurosis y mucho estrés", cuenta el registro de las personas que cambiaron la vida del pequeño primate y que dejaron al descubierto la experimentación en laboratorios. El paso de los días, sumado al cariño de sus cuidadores, revivió al mono al punto de que recuperó su salud y fue trasladado a un santuario en México donde una mona lo adoptó.
¿En el nombre de la ciencia? ¿Cuál es el limite para torturar animales en experimentaciones?
Diane, activista que participó del rescate dijo: "Ojalá no tuviéramos que entrar violentamente en un laboratorio para hacer esto, pero ¿qué otra cosa podemos hacer si no? No podíamos quedarnos sentados mientras torturaban y cortaban vivos a cientos, miles de animales cada día. No podemos salvarlos a todos, pero a algunos de ellos sí, y por ellos vale la pena. Millones mueren torturados, encerrados en celdas inmundas y sucias con heridas mortales sin tratamiento, cortados vivos, sometidos a una crueldad psicológica que sin duda es el infierno para todos ellos".
Las imágenes de Britches conmocionaron a la sociedad de los años '80 y actualmente cientos de miles de personas se oponen a la experimentación con animales, tanto así que desde 1979, se conmemora el 24 de abril como el Día Internacional del Animal de Laboratorio para recordar que por año más de 120 millones de animales son esclavos de la ciencia y el comercio, y sufren en experimentos de laboratorio de todo el mundo. Todos morirán o serán sacrificados para un examen post mortem.