?Pepito era un niño huérfano que vivía con otros niños en una cabaña abandonada en medio del bosque. No tenían mucho, pero se apañaban con lo que conseguían.
-----------------------------------
A PETICIÓN DE VARIAS PERSONAS HE ACTIVADO LAS DONACIONES.:
https://paypal.me/DIAZSALADO-----------------------------------
SEGURO QUE TE INTERESA ESTE AUDIOLIBRO:
LOS QUE SE FUERON A LA PORRA, DE ÁLVARO DE LAIGLESIA
https://youtu.be/Jog4phFlzVs-----------------------------------
LEYENDAS, FÁBULAS Y CUENTOS POPULARES
El grano de centeno, de Eva María Rodríguez
Pepito era un niño huérfano que vivía con otros niños en una cabaña abandonada en medio del bosque. No tenían mucho, pero se apañaban con lo que conseguían. En los pueblos había mucha gente buena que les ayudaba y se acercaba a la cabaña a llevar comida y mantas. Y en el bosque tenían toda la leña que necesitaban para calentarse.
Pero un día la gente de los pueblos empezó a marcharse y, la que quedaban apenas tenía para subsistir, así que poco podían ofrecer a los huérfanos de la cabaña del bosque.
Y así, poco a poco, la cabaña dejó de recibir visitas de los buenos samaritanos que les habían ayudado durante esos años.
Los niños estaban muy tristes. A veces se acercaban a los pueblos, pero al ver la miseria en la que vivían sus habitantes se daban la vuelta. Los niños se tenían que conformar con lo que conseguían en el bosque, que no era mucho.
Un día, Pepito, uno de los niños, encontró un grano de centeno.
—Mirad, compañeros, tengo un grano de centeno. ¿Quién me ayuda a plantarlo?
Pero ninguno de los niños hizo caso a Pepito. Todos prefirieron quedarse mirando, reservando fuerzas.
—Solo es un grano de centeno —dijo Marcos, el mayor de los muchachos—. ¿Qué crees que vas a conseguir con eso?
Pepito hizo casi omiso a su compañero y plantó el grano de centeno. Todos los días lo regaba y, cuando brotó, construyó un protector con ramas y unas rejillas que había encontrado entre la basura para que nadie estropease la pequeña planta.
Rufus, un viejo perro callejero que se había instalado en la cabaña, le ayudaba a cuidar y a proteger la planta.
Después de un tiempo el grano de centeno se convirtió en una hermosa planta.
—¿Me ayudáis a cortar la planta y a trillarla para coger los granos? —preguntó Pepito a sus compañeros.
Uno de los niños le contestó.
¿Qué pretendes hacer con eso, Pepito? Déjanos en paz y no molestes.
Solo Rufus parecía dispuesto a ayudar a Pepito. Y así, entre los dos, cortaron la planta y la trillaron para sacar los granos.
—¿Me ayudáis a moler los granos de centeno? —preguntó Pepito.
Esta vez ninguno se molestó en contestar.
—Vamos, Rufus, entre tú y yo nos las apañaremos
...
https://www.youtube.com/watch?v=Vy2_46RkrZw