Jesús nos enseña sobre la exaltación y la humillación. Nos da un ejemplo de un auténtico arrepentimiento. No sirve de nada acercarnos a Dios solo para vanagloriarnos, lo verdaderamente importante es reconocer en lo que estamos fallando para que nos ayude a ser mejores cada día.
Jesús nos muestra en este pasaje de las escrituras que él tiene autoridad sobre los espíritus inmundos que corrompen a la gente. En su nombre todo es posible.
Por segunda vez son enviados más discípulos a ejercer la Gran Comisión con la autoridad de Jesús. Actualmente hace mucha falta que los cristianos se comprometan a seguir llevando el mensaje del evangelio a este mundo cada vez más perdido.
El templo donde la gente busca el mensaje de la Palabra de Dios debe ser un lugar respetado y no un lugar para compra y venta de mercancías. El templo de Jerusalén fue convertido en un lugar de mercado y perdió el propósito para el cual fue construido debido a la corrupción de los sacerdotes y el pueblo. Fue por esto que Jesús se molestó mucho al llegar y darse cuenta de lo que estaba sucediendo en la casa del Padre.
La fe genuina de una mujer cananea nuevamente mueve a Jesús para liberar a su hija endemoniada.
Un sordomudo también es sanado por las manos milagrosas de nuestro bendito Salvador.
Un milagro más de Jesús, sanando a un paralítico que por varios años había estado sufriendo la parálisis de sus piernas. Algo notable de esta sanación es que Jesús le dice "ya no peques más para que no te venga algo peor".