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Siguen las negociacionesentre la oposición amigable y el oficialismo para intentar llegar al recinto la semana que viene con los mayores acuerdos posibles y votar la ley ómnibus. El miércoles las reuniones ocurrieron en el departamento del secretario parlamentario Tomás Figueroa, en el barrio porteño de Recoleta, y también en el bar de enfrente de su casa, "La Biela". El jueves los encuentros continuaron en el Palacio. El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, junto al vicejefe de gabinete, José Rolandi, y Maximiliano Fariña, hombre de Federico Sturzenegger, recibieron en el despacho de Menem a los diputados de la UCR y también a los de Hacemos Coalición Federal, el bloque que lidera Miguel Ángel Pichetto.
El nuevo episodio entre la oposición "dialoguista" y La LLA comenzó el martes a la noche, cuando los diputados de ambos espacios llegaron al debate en la comisión a las nueve de la noche sin tener redactado el dictamen de mayoría que querían firmar. Esa tarde desde los bloques amigables habían dicho que las negociaciones se habían destrabado --y que estaban dispuestos a rubricar un dictamen de mayoría con LLA-- porque desde el gobierno habían aceptado una serie de reclamos --salvo las modificaciones en retenciones-- que los gobernadores del Pro y la UCR le habían hecho al ministro del Interior, Guillermo Francos.
Según contaron desde los bloques opositores, Menem y los funcionarios del gobierno les dijeron que mientras comenzaba el debate en comisión, ellos terminarían de redactar el dictamen con las modificaciones para luego firmarlo. "Subestimaron lo que implicaba la disidencia y los cambios que había que hacer. Una cosa es cuando tenés una ley de diez artículos, que te podés sentar esa noche y redactar el dictamen mientras comienza el debate y cuando termina el plenario lo firmás, pero otra cosa muy distinta es esta ley de 500 artículos. No lo hacés en dos minutos", se quejaban desde los bloques "dialoguistas".
Mientras tanto, en el debate en el plenario el titular de la bancada de UxP en diputados, Germán Martínez, denunciaba la situación: "No hacen ninguna referencia al texto en cuestión. ¿Tienen el borrador del dictamen? ¿Dónde está?", se preguntaba. Enfrente, en el Palacio, seguían desfilando los diputados del Pro, Hacemos Coalición Federal (HCF) y la UCR por el despacho de Menem para intentar llegar a tiempo. Sin embargo, el plenario terminaba y no se habían incorporado las modificaciones. Según argumentaban en LLA los pedidos que habían realizado los gobernadores no eran homogéneos: "Una cosa pidieron los de la UCR y otras los de HCF. Por eso no se podía avanzar", intentaban justificar. El apuro del oficialismo creció cuando en UxP se dieron cuenta que LLA podía no llegar a tener las firmas suficientes y amenazó con no firmar ningún dictamen. En ese caso los planes del gobierno se arruinarían y el oficialismo no contaría con un dictamen favorable antes del paro de la CGT.
Apurados, los radicales, HCF, el PRO e Innovación Federal, dicen que acordaron que firmarían "el escrito que el gobierno había mandado el lunes", sin las modificaciones que habían prometido a los gobernadores. "Decidimos firmar lo del lunes por una cuestión de transparencia, porque era lo que todos conocían", explican. Lo hicieron, según su versión, "con el compromiso político del gobierno de trabajar las diferencias". Y siempre, claro, con el resguardo de que si no les cumplen, pueden no darle los votos necesarios en el recinto.
Según los bloques negociadores, el día del dictamen se fueron del Congreso a las tres de la mañana y solo habían llegado a revisar hasta el capítulo de educación. En esa línea, remarcan que, como sabían que al día siguiente "la zona del Congreso sería un caos por el paro y movilización de la CGT", acordaron que "se siguiera conversando" en el departamento de Figueroa, en Recoleta. Al día siguiente, cerca del mediodía, estuvieron allí los dos Menem: Lule y Martín, también Federico Sturzenegger y los diputados de la bancada oficialista. Los dialoguistas decidieron apostarse en el bar de enfrente, en la Biela, en una mesa en la vereda, bajo la sombra del gomero de La Recoleta, uno de los árboles más longevos de la ciudad.
Todavía el dictamen de mayoría no había sido publicado y era vox populi que los diputados estaban reunidos en Recoleta. Se especuló, entonces, con que allí estaban intentando modificar el dictamen de mayoría que ya había sido firmado el martes a la noche. Algo, por completo, irregular. Por ese motivo, desde LLA definieron circular por la tarde el texto firmado que se conoció el lunes junto al detalle de las disidencias. Aclararon que "no se estaba modificando nada que haya sido firmado", y que "solo estaban punteando modificaciones que anunciaría el miembro informante el día de la sesión". "Todo muy desprolijo", se quejan en los pasillos de la Cámara de Diputados los que incluso tienen intención de "colaborar" con el gobierno. Fuente: Página/12.
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