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Muchos aceptan la premisa de un Creador, pero niegan al Dios al que a través de las edades se ha aludido. Dios está revelado a nosotros por dos vías: 1. la vía natural. La naturaleza revela a Dios. 2. la vía de nuestro recuento de lo observado en la naturaleza a través de la historia. Es decir, a través de los escritos sagrados. En Occidente, el escrito sagrado que tenemos a la mano, el que ha sido estudiado por generaciones, es la Biblia. La naturaleza que revela a Dios está siendo atacada. Nos han confinado a la vida en las ciudades. Nuestra propia infraestructura nos impide ver la naturaleza. Por lo tanto, la mayoría de nosotros no está en contacto con la naturaleza. Al no estar en contacto con la naturaleza, nuestras posibilidades de reconocer a Dios en ella son reducidas a la nada. La única opción que tenemos, entonces, de ver a Dios, es a través del estudio de la Biblia. Muchos la rechazan en aras de que sería un libro escrito por hombres, para programar a las masas y establecer un orden social a partir de ella. El razonamiento es válido, en principio, porque, de hecho, así operan los poderosos de este mundo, y de hecho para exacto propósito se ha utilizado la biblia. Las religiones institucionalizadas han utilizado la biblia para someter a las masas. Sin embargo, estos engañadores se enfrentan a un problema: una vez que nosotros mismos comenzamos a estudiar la biblia, las redes con las que nos quieren apresar, las cadenas con las que nos quieren sujetar y las cárceles en las que nos quieren confinar se deshacen. En tiempos en que no sabemos a quién creer, tiempos en que tenemos un exceso de información, debemos pulir nuestras estrategias para dilucidar, para emitir juicios correctos, para dar una interpretación coherente a lo que estamos viviendo. No vivimos los mejores tiempos para buscar las respuestas en fuentes totalmente ajenas a nuestra cultura, a nuestra historia y a nuestra tradición. No es necesario deshacernos de nuestra identidad y de todos nuestros conocimientos, los adquiridos, pero tampoco los heredados, para encontrar nuestro norte. Si Dios es quien nos busca, no necesitamos irnos a ningún lado. No necesitamos cambiar nada, no necesitamos transportarnos en el tiempo ni el espacio, a otras cosmovisiones ni a otros conocimientos que nos sean totalmente ajenos. Tranquilamente podemos pedir sabiduría a Dios, y buscar respuestas en las escrituras que tenemos en nuestros hogares, en casi todos los casos. En cuanto a geoingeniería: La destrucción de la tierra está en manos de Dios. El hombre no tiene la capacidad ni el poder de destruir la tierra. ... https://www.youtube.com/watch?v=lSjwC-VFNes