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Jesús sigue insistiéndole a los suyos la importancia de crecer en la fe y esto no acontece hasta que llega los momentos de dificultad, la adversidad, el sufrimiento, los contratiempos, cuando las cosas no salen como uno esperaba: ¡Hay que resistir en la prueba!
Así como la joven madre que sonríe a su recién nacido ha olvidado ya los dolores de parto y lo mismo que cuando la casa ya está construida, los obreros no sienten el cansancio de tantos días de trabajo, de igual modo, la Iglesia se alegra de la marcha de Jesús pues así podrá dar testimonio de la grandeza oculta del Hijo del Hombre.
La alegría que ya nadie nos podrá quitar no es otra que la que trae la Palabra, pues al hacerse carne se hizo también eternamente hija de la tierra. Desde entonces nada del hombre le es ajeno a Dios. Hay una profunda unión entre Dios y el hombre, "somos cuerpo de Cristo" y no se da ruptura entre el cuerpo glorioso del Señor, elevado junto a Dios, y el cuerpo terreno de Cristo que vive en la Iglesia.
El nuevo nacimiento a la fe hace que nuestros amores, nuestros perdones, nuestros deseos y nuestras penas, todo quede integrado en el único amor que es el nombre de Dios.
¡Paz y Bien!
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Creo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo
Evangelio según san Juan (3,16-18)
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Palabra del Señor
Hoy es el día de Dios. El día del "santo más grande del cielo": la Santísima Trinidad. Decir "Padre eterno " desde esta orilla del tiempo, es no saber muy bien lo que decimos. Es como hablar del mar inmenso a un hombre de tierra dentro: habría que decirle que, quizás, el mar es algo así como una alberca grande que él se hizo para regar sus tierras pero más, mucho más.
¡Que lejos nos quedamos todavía! Dios es más, mucho más, infinitamente más. Habrá que seguirlo buscando, imaginando, soñando. Hasta el día en que, con unos brazos también nuevos, podamos abrazarlo.
Jesus sí que sabía los secretos más íntimos del Padre. Sin embargo, no quiso atiborrarnos la cabeza con conceptos abstractos e inasequibles sobre Él. Prefirió otro camino: el de darlos la garantía de lo único que necesitábamos saber: que Dios nos ama: "Tanto amo Dios al mundo, que entregó a su hijo único ". " Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él".
Es suficiente, Jesús. Por ahora, nos basta y nos sobra con lo que asoma de Dios para irnos valiendo en este mundo nuestro. ¿A qué saber hoy más sobre Dios Padre, Hijo y Espíritu? un día lo sabremos.
En este día recordamos también a los contemplativos y contemplativas que desde el silencio de sus monasterios nos recuerdan con su sencillez de vida y su profunda vida de oración que "Sólo Dios basta".
¡Feliz Domingo de la Santísima Trinidad!
¡Paz y Bien!
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A Dios lo que es De Dios
Evangelio según san Marcos (12,13-17)
En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?»
Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: «¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.»
Se lo trajeron.
Y él les preguntó: «¿De quién es esta cara y esta inscripción?»
Le contestaron: «Del César.»
Les replicó: «Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.»
Se quedaron admirados.
Palabra del Señor
Es lo que pasa cuando vivimos la fe solo por interés, se termina haciendo trampa, siendo unos pillos. En vez de disfrutar de Dios, de sus palabras y milagros, nos dedicamos a ponerle trampas, a cuestionar, a provocar, a fingir que nos interesa. Es lo que hacen los fariseos y herodianos, dos grupos de gente que se consideran muy puritanos a la hora de vivir su fe. En definitiva están manifestando que no les interesa realmente Dios y la fe sino el aferrarse a su modo de vivir y entender la fe.
Y Jesús con su infinita paciencia y su hermosa sabiduría les hace ver que el poder político como cualquier otra realidad solo tiene un valor relativo. La obediencia a Dios, por el contrario, es absoluta. A Él le pertenece la vida eterna.
Con esta respuesta:"Dad al César lo que es el César y a Dios lo que es de Dios", Jesús salvaguarda los derechos de Dios de cualquier situación social o política. Nada ni nadie puede arrogarse derechos que solo competen a Dios, no puede el mundo, la política o cualquier otra realidad absorber todo el corazón del hombre, no puede reemplazar a la conciencia.
El hombre del Evangelio se niega a hacer coincidir la conciencia solo con los intereses del mundo. Se niega a caer en la lógica de la "razón de estado" para vivir de la lógica evangélica que invita a vivir la vida desde los valores de la gratuidad, el servicio y el perdón.
¡Paz y Bien!